La Literatura Olmeca
Se dice que la escritura fue inventada tres veces, en tres épocas diferentes y en tres lugares distintos y bien alejados entre sí: en Sumer (al sur de Mesopotamia) hace 5.000 años, en la cuenca del Huanghe (al norte de China) hace 3.000 años, y en las planicies del país maya (en Mesoamérica) hace 2.000 años.
Sin embargo, contemporáneamente, en 2006, se ha producido un hallazgo de escritura que sería más propiamente escritura que la de los glifos mayas, y que se remonta 3.000 años: la hasta ahora desconocida escritura olmeca, que antecede en 400 años la primera aparición de la escritura en el Nuevo Mundo. La olmeca fue la primera gran civilización americana, de la que bebieron mayas y aztecas.
El hallazgo de ese texto obliga a modificar la visión sobre la primera gran cultura del continente. Un bloque de piedra hallado en la humilde cantera de Cascajal, en las tierras comunales de Lomas de Tacamichapa, en Veracruz (México) ha resultado contener un, hasta ahora, desconocido sistema de escritura olmeca que, datado a principios del primer milenio a. C. (entre 1.200 y 900 años a.C.), se ha convertido en el texto escrito más antiguo de América, 400 años anterior a los testimonios que se conocían.
Más importante aún que esto, es que este hallazgo (septiembre de 2006) demuestra sin lugar a dudas que los olmecas, la primera gran civilización americana, fueron los progenitores de las complejas sociedades mesoamericanas, y disponían de escritura. Ello cambia de manera radical el paradigma de esa cultura -conocida popularmente por sus colosales cabezas escultóricas monolíticas-, según comenta uno de los responsables del descubrimiento, el antropólogo Stephen D. Houston, de la Brown University, “es la primera evidencia olmeca de escritura”, Indicó. “Significa nada menos que los olmecas tenían literatura, que eran capaces de comunicar su cultura a generaciones futuras, que eran, en suma, una civilización mucho más compleja y rica de lo que imaginábamos”.
El bloque, de 36 por 21 centímetros, de 13 centímetros de grosor y con un peso de 12 kilos, contiene un texto inciso de 62 signos (glifos) -28 distintos-, algunos de los cuales se repiten más de cuatro veces. Esta frecuencia y su secuencialidad, recalcan los investigadores, indica claramente que se trata de algún tipo de escritura y señala la probable presencia de sintaxis. Entre los glifos se encuentran algunos que evidentemente tienen un origen icónico, como formas vegetales, el signo de un ojo, un trono, una mazorca de maíz, un pez o un perforador, acordes todos ellos con la imaginación olmeca. En la inscripción aparece también un insecto u hormiga.
Para los que llegados a este punto se hayan hecho muchas ilusiones, hay que decir que los investigadores señalan que la posibilidad de descifrar la escritura olmeca es “baja”. El fragmento es corto, no consta en él ninguna condición para explicar los signos y la escasa cantidad de éstos, y aunque apuntan a un alfabeto o, más exactamente, un repertorio, ello impide cualquier extrapolación estadística. Habrá que esperar nuevos hallazgos o una piedra Rosetta mesoamericana.
